Cuando el desborde toma forma: así es ‘Levitar Caer’, el nuevo clip de Nicolás Duarte

Algunas frases se dicen sin querer. Durante la grabación de su nuevo sencillo, Nicolás Duarte pronunció mal una línea. En vez de “evitar caer”, dijo “levitar caer”. El accidente quedó. Se convirtió en nombre, en imagen y, eventualmente, en canción y videoclip. Esa contradicción —flotar mientras se cae— atraviesa toda la pieza. No se explica: se siente. La ansiedad tiene esa misma lógica. Nadie la comprende del todo, pero cuando llega, todo se altera.

El videoclip, dirigido por Marco Arauco y Javier Lima, plantea un espacio físico donde lo emocional queda suspendido. Un mimo deambula por habitaciones desvencijadas, acompañado por una figura híbrida entre esfinge y ciervo. No hay énfasis en la acción, sino en el ambiente: los detalles del desgaste, la luz que entra con desgano, la quietud interrumpida por gestos mínimos. Esa construcción simbólica se mantiene alejada del dramatismo y encuentra en la incomodidad su lenguaje más directo. La ansiedad no se representa con fuegos artificiales, sino con objetos fuera de lugar y una coreografía detenida.

Desde hace cinco años, Nicolás Duarte ha sabido aprovechar el espacio solista como un laboratorio cambiante. Cuatro discos editados, uno más en camino, y un deseo permanente de no repetirse. Lo nuevo no suena a ruptura, pero sí a otro giro. Guitarras que van y vienen, estructuras que ceden, texturas desalineadas. La canción se mantiene en equilibrio inestable, como si la composición misma estuviera hecha desde dentro de una turbulencia.

Levitar Caer no enseña nada. Tampoco consuela. Pero permanece. Se aloja en un lugar extraño del cuerpo. El que aparece cuando todo parece en orden, pero algo duele sin razón clara. Esa es su eficacia. No necesita argumentos, porque ya carga con su propio temblor.

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